La Pérdida de Energía
El cuerpo pierde energía por falta de movimiento o por ejercer un movimiento incorrectamente, por ingerir medicamentos (fuertes), debido a una mala alimentación, a malos hábitos físicos, emocionales o mentales, así como a diferentes cargas ambientales. Estas toxinas se almacenan en determinadas zonas del organismo, sobre todo en las grandes articulaciones, como los nódulos linfáticos, los órganos internos y también en la cabeza, así como también en zonas problemáticas, si estas están presentes. Se trata por lo tanto, de las partes del cuerpo que se mueven con más frecuencia o que lo hacen al igual que los órganos internos. Los órganos internos oscilan para poder trabajar de forma ordenada. Cuando ven limitado su movimiento por el depósito de sustancias tóxicas, comienzan a atrofiarse y entonces la persona enferma.
Cuando el cuerpo, la mente y su entorno pueden trabajar bien conjuntamente, el organismo puede secretar las toxinas acumuladas. Las vías internas de eliminación son el tracto digestivo, el hígado, los riñones, la vejiga y los fluidos corporales. Algunas sustancias tóxicas son secretadas a través de las glándulas sudoríparas y si algo no funciona bien, el cuerpo también lo elimina a través de la piel. Si por alguna causa no pueden ser eliminadas las toxinas, la toxicidad aumentará hasta que la balanza corporal se incline y la salud se transformará en enfermedad. El primer paso para una enfermedad puede ser la tensión. Cuando el cuerpo no es bien atendido o no lo cuidamos bien durante las fases de estrés, se irán acumulando toxinas en los órganos internos y posiblemente esto derive en una enfermedad.